El Lavadero. Centro de Interpretación ZEPA
Centro de interpretación etnográfica del lavadero y de la vida de la mujer anterior a 1950.
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El lavadero era algo más que un lugar de trabajo; era el lugar de reunión y de encuentro de las mujeres. En una sociedad en la cual el papel de la mujer se veía limitado a las tareas domésticas. Por ello, la colada semanal se convertía en una forma de romper la rutina del hogar. Normalmente, acudían los lunes a primera hora para coger el mejor sitio y aprovechar el agua más limpia.
En algunos casos se llegó a prohibir la entrada a los hombres en los lavaderos, salvo que tuviesen que reparar algún desperfecto del inmueble. Al lavadero acudían mujeres que lavaban la ropa de su familia, lavanderas profesionales y criadas.
La ropa y los útiles se cargaban en cestos o simplemente en un hato a la cabeza o a la cintura. El proceso de lavado se prolonga a lo largo del día, en función de la cantidad de ropa. Las mujeres formaban corrillos para hablar de los quehaceres de la casa, de temas del pueblo de los vecinos. Se contaban historias personales, propias y ajenas; Se discutía, se reía, se cantaba.
Los hijos también formaban parte de este ambiente. Hasta cierta edad, los niños acompañan a las madres en el trayecto, ayudaban a transportar la ropa o simplemente
jugaban en los alrededores. Las niñas eran participes desde pequeñas en el proceso, que años más tarde debían repetir ellas, generación tras generación.
Los lavaderos se construían cercanos a un pozo, manantial, fuente o curso de agua. El de Ballesteros es del tipo de canal con caño y se situaba en “El Prao”. Este enclave era utilizado por las mujeres para lavar, pero también por lo ganaderos. En 1925 se construyó un lavadero que mejoró considerablemente las condiciones de trabajo de las mujeres. La llegada del agua corriente a las casas marcó el fin del uso de los lavaderos.
Uno de los espacios del edificio está dedicado a la ZEPA, Zona de Especial Protección de Aves de Campo de Calatrava, que abarca los municipios de Ballesteros de Cva. Ciudad Real, Miguelturra, Pozuelo de Cva y Villar del Pozo. Entre las aves cabe destacar el cernícalo primillar o “halconcillo” que se establece en casas y otras construcciones, pero siempre rodeados de cereales. Se trata de una especie muy amenazada, catalogada como vulnerable. El aguilucho cenizo es otra de las aves características de la ZEPA, una rapaz esbelta, de alas y colas largas y vuelo muy característico, muy bajo y acrobático.
En el grupo de mamíferos, la nutria, es la especie que mejor se adapta a las condiciones del río Jabalón. El gallipato o la pardilla son otras de las especies acuáticas que hallaremos en este medio.